Investigadores de la Complutense y del Instituto del Frío del CSIC de Madrid han investigado el uso de piel de tomate deshidratada en la elaboración de las hamburguesas.
Este subproducto de la industria tomatera contiene licopeno que es un molécula antioxidante, de la familia de los carotenos, es capaz de actuar frente a las especies oxidantes que se generan en nuestro organismo, los conocidos ROS, jugando un papel claro en las prevención de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares o un cáncer.
La adición de la piel produce diversos cambios en color y textura, tanto en crudo como en cocinado, debido al color rojo y al contenido en fibra, pero en torno a un 5% del total de la fórmula de la hamburguesa contó con buena aceptabilidad. Esto supone una ingesta de unos 5 miligramos de licopeno por 100 gramos de hamburguesa cocinada.
En conclusión, se saca partido a un subproducto de la industria tomatera, la piel de tomate, y además aportamos un antioxidante beneficioso, el licopeno, a nuestro organismo en un producto como la hamburguesa, generalmente considerado de peor calidad nutricional.
Muy buen estudio, seguro que nos sorprenden con alguno más.
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