Mis vacaciones (IV): Sevilla y Córdoba

Continuando con el viaje el sábado por la noche llegábamos a Sevilla. Era un crío cuando estuve en esta ciudad la última vez, con mis 9 añitos en la Expo del 92, así que partíamos de cero para visitarla, sólo recordaba calor, calor y calor…

El viaje lo habíamos preparado en Sauco Viajes con mi tía como asesora y en Sevilla nos recomendó que tiráramos un poco la casa por la ventana y nos alojáramos en Los Seises (4*), un palacio del siglo XVI en el que se encontraron restos arqueológicos durante su adaptación a hotel y que se conservan en sus dependencias.

El hotel cuenta con unas vistas magníficas desde la piscina de la azotea hacia la Giralda y el barrio de Santa Cruz y se encuentra en pleno centro a 2 minutos de la Catedral. El trato por parte del personal fue buenísimo y lo único incómodo fue llegar con el coche hasta la puerta del hotel, callejeando y sin ayuda del navegador por calles que parecía que se estrechaban al recorrerlas, pero contábamos con parking en el mismo hotel.

Esa misma noche fuimos a cenar al restaurante San Marco que se encuentra en la calle Cuna en las antiguas caballerizas de un palacio del siglo XVII. El local decorado con motivos romanos y ornamentos renacentistas sirve comida italiana pero decidimos pasar de pasta y pizza (la cual tenía también muy buena pinta) y entre lo que comimos cabe destacar unas bolsitas crujientes de crema de puerros deliciosas y un cordero a la miel con una pinta espectacular. Una pena haber olvidado ese día la cámara de fotos…

A la mañana siguiente rumbo a la Macarena y paseo por el centro de Sevilla, viendo otras iglesias y palacios que se encontraban en dirección a la plaza de toros de la Maestranza y la Torre del Oro. No corre pasión taurina por nuestra venas pero tampoco queríamos perdernos esta peculiar plaza de toros ovalada y la visita al museo de tauromaquia en su interior.

Tras un breve baño en la piscina del hotel para poder soportar mejor el calor fuimos a dar una vuelta por el barrio Santa Cruz, la judería, el callejón del Agua, la plaza de Santa Cruz y comer en el Restaurante Modesto unas frituras de cebolla y pimiento, y un buen pescado. De este restaurante me gustaría destacar las exquisitas natillas que comimos de postre, ¡hacía tiempo que no probaba unas así!

Al atardecer paseito hasta la plaza de España (la mitad en restauración) pasando por el Parque de María Luisa que estaba un poco descuidado.

El lunes hicimos la visita a los Reales Alcázares de Sevilla donde hicimos valer nuestro carnet de estudiante para así poder entrar gratis. Tuvimos la suerte de poder coger un guía (íbamos a acabar hartos de audoguías en el viaje) con un grupo de gente que nos explicó con detalle y de forma amena todo el recinto a excepción de los jardines. La visita fue el preámbulo de lo que luego veríamos en Granada, La Alhambra.

Por último fuimos a la Catedral pero después de haber estado en los Reales Alcázares pierde un poco de emoción aunque las vistas que pudimos ver desde lo alto de la Giralda eran espectaculares.

El martes y dejando atrás el magnífico hotel de Los Seises y Sevilla pusimos rumbo a Córdoba donde paramos a ver la mezquita. Con el centro levantado en obras tuvimos que dejar el coche alejado y llegar andando a la mezquita a unos 40 grados y con un sol de justicia, creía que no llegábamos, pero valió la pena.

La Mezquita de Córdoba nos gustó muchísimo y nos pudimos enterar de alguna cosita escuchando en el audioguía aunque nunca tan bien como podría hacerlo un guía. En Córdoba no nos dió tiempo a más, una pena no haber podido callejear pero con ese sol no había bichillo que se atreviera a salir a la calle aunque contara con un calippo para hacer frente a las temperaturas.

Y otra vez cogimos el coche, ahora dirección Granada…

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